sábado, 21 de octubre de 2017

¡ UN SUEÑO CUMPLIDO !


El pasado día 20 cumplí, por fin, un sueño largamente acariciado: 
visitar el REAL OBSERVATORIO DE LA ARMADA DE SAN  FERNANDO  (CÁDIZ., ESPAÑA)


La historiadora Cristina María Pita fue nuestra guía en la visita al Real Observatorio de la Armada.
En la foto de abajo "estamos entre"  Jorge Juan y Santacilla,  y Vicente Tofiño de San Miguel.



Ejemplar original, patrimonio del ROA, de las Observaciones que llevaron a cabo Jorge Juan y Ulloa durante el siglo XVIII en Perú.



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El Real Observatorio de la Armada abre sus puertas al público con la finalidad de que se conozca la actividad científica que se lleva ejerciendo en él desde hace más de dos siglos. Y además, conserva piezas de valor incalculable de su brillante pasado científico. Como por ejemplo, el Astrógrafo Gautier, en las fotos de abajo.


Me hizo mucha ilusión visitar el instrumento astronómico en el que uno de mis personajes históricos en HIJO DE ACERO, el astrónomo Cecilio Pujazón, se pasaba horas haciendo mediciones y comprobaciones para recabar datos que conformarían la Carta del Cielo, a finales del siglo XIX. Uno de los primeros proyectos astrónomicos europeos



Una de las muchas piezas de telescopios que conserva el ROA


Una de las vitrinas con instrumental histórico usado en astronomía de la Armada, como estos cronómetros de abajo






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El ROA establece la hora legal española UTC y colabora en el establecimiento de la hora internacional.  La actividad científica del ROA aborda éste ámbito y muchos otros, como el seguimiento de satélites artificiales. A nivel europeo, el ROA es más importante, por ejemplo, que el de Observatorio de Greenwich, en Londres. El inglés, es un museo. En el ROA, no sólo se conserva un patrimonio deslumbrante e inigualable, sino que es un Observatorio astronómico y científico plenamente activo que comparte datos con comunidades científicas de todo el mundo.






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La biblioteca del Real Observatorio  de la Armada conserva incunables y post incunables, así como el registro de todos los cálculos y mediciones efectuados por la Armada en  estos siglos, en millones de legajos y documentos.






Entre las joyas que podemos encontrar en ésta biblioteca, se encuentra "La Mesa de las Revoluciones Científicas" En la vitrina de la foto, se guardan ejemplares originales de los científico-filósofos que provocaron cambios de paradigma en la Ciencia con sus teorías. Copérnico, Kepler, Galileo o Newton. Autores a los que dediqué mucho tiempo de estudio durante mi carrera. Fue apasionante ver éstas maravillas de cerca.

De Revolutionibus de Nicolás Copérnico.

Astronomía de Tycho Brahe

Opera Omnia de Kepler

Diálogo de Galileo Galilei

Los Principia de Newton.



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Así mismo, los mapas portulanos, las cartas y manuales de navegación históricos, también son piezas de incalculable valor que se suman a la importancia del patrimonio que custodia el  Real Observatorio de la Armada de San Fernando.  Un patrimonio que debería se más conocido y valorado. Pocas naciones atesoran  semejante colección de piezas únicas en sus Observatorios porque pocas naciones tienen una historia naval como la española. La Ciencia, la Filosofía y el Arte  forman parte del legado de la Armada española.  
Éste observatorio está vinculado históricamente a los dos protagonistas de mi primera y segunda novela, tanto a Alejandro Malaspina como a Isaac Peral. 
Así como a una pléyade de profesionales que a lo largo de los siglos han trabajado en sus instalaciones. Como mi padre, Rafael Claros Antúnez , oficial de la Armada, que estuvo destinado en Torre Alta.

Torre Alta, en la actualidad.

Torre Alta y el Real Observatorio de la Armada en el siglo XVIII



Astrolabio



Distintas partes de la biblioteca






Carta de navegación hisórica

Si tenéis oportunidad, no dejéis de visitar el Real Observatorio de la Armada en San Fernando. 

       Un imprescindible como el Museo Naval de Madrid, o el de Cartagena.
                                                         ¡Saludos!

1 comentario:

  1. Gracias siempre a tí, a tus ganas de ver, escuchar y preguntar; gracias por compartir ideas -para muchos peregrinas y rancias- como las que nos unieron en esas casi tres horas de visita. Me encantaría que volvieras y me encantaría estar aquí para recibirte y disfrutar de una buena conversación sobre la armada, sobre historia, sobre la "imperofobia" de la que hablamos y sobre todo lo que surga. Un afectuoso saludo: Cristina Pita

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